En todo el mundo, aproximadamente un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierden o desperdician desde la granja hasta la mesa, lo que equivale a alrededor de 1.300 millones de toneladas por año. La COVID-19 ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades de nuestros sistemas alimentarios y ha puesto de relieve la necesidad de remediar la pérdida y el desperdicio de alimentos, tanto a nivel local como mundial.
Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos es un medio poderoso para fortalecer la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios y mejorar la salud del planeta. ¿Cómo afecta el desperdicio de alimentos al medio ambiente? Resulta que afecta mucho. En los Estados Unidos, más de 35 millones de toneladas de alimentos terminaron en vertederos en 2018. Los desechos de alimentos en los vertederos generan metano, un potente gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Mantener los desechos de alimentos fuera de los vertederos es una forma de ayudar al medio ambiente.
El 29 de septiembre es el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, una oportunidad para crear conciencia sobre las prácticas e innovaciones que permiten reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y crear un sistema alimentario más resiliente. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) emitió seis mensajes clave que destacan las áreas en las que se puede catalizar el cambio hacia la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos. A continuación, se presentan algunos de esos mensajes:
- Aumentar la eficiencia de nuestros sistemas alimentarios y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos requiere inversiones en innovación, tecnologías e infraestructura.
- La recuperación y redistribución del excedente de alimentos mejora el acceso a los alimentos para las personas que padecen inseguridad alimentaria, al tiempo que previene el desperdicio de alimentos y garantiza beneficios económicos, ambientales y sociales.
- Hacer compost con los residuos alimentarios es mejor que enviarlos a un vertedero, pero prevenir el desperdicio de alimentos en primer lugar es una forma aún mejor de reducir el impacto en el medio ambiente.
- Para aprovechar al máximo los efectos positivos de la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos se necesitan una buena gobernanza y el desarrollo del capital humano, así como colaboración y asociaciones.
En última instancia, convertir estos mensajes en políticas y prácticas a nivel local y global es la única manera de garantizar que construyamos un sistema alimentario sostenible y resiliente que no tenga lugar para el desperdicio de alimentos.
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