El Servicio de Investigación Económica estima que en 2010, Estados Unidos desperdició aproximadamente 133 mil millones de libras de alimentos . Eso equivale a que cada estadounidense deseche tres manzanas de tamaño promedio todos los días. No es el consejo de “una manzana al día” que estamos acostumbrados a escuchar. Hoy, en el Día Internacional para Detener el Desperdicio de Alimentos, compartimos cinco ejemplos de cómo el USDA está utilizando el ingenio científico para frenar la pérdida y el desperdicio de alimentos.
- Conservación de productos
Los científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) desarrollaron un recipiente tipo concha para almacenar frutas frescas que mantiene una frescura superior, previniendo además el ablandamiento y el marchitamiento de fresas, arándanos y tomates cherry.
- Aplicación de la automatización
La clasificación automatizada separa la fruta de baja calidad de la fruta fresca de mayor calidad. Los investigadores del ARS diseñaron y construyeron un sistema de clasificación de manzanas en huertos que es compacto, confiable y capaz de clasificar 11 o más manzanas por segundo.
- Reciclaje de frutas “no deseadas”
Muchos fabricantes y consumidores pasan por alto los productos que son de tamaño pequeño o que tienen imperfecciones. Utilizando restos de comida, los científicos del ARS crearon la primera barra de 100% fruta del mundo formando una barra con fruta seca .
- Fortaleciendo los alimentos seguros
Reducir la propagación de patógenos ayuda a minimizar la pérdida y el desperdicio de alimentos. En el año fiscal 2020, el Instituto Nacional de Alimentos y Agricultura (NIFA) invirtió un total de 40 millones de dólares en investigación sobre seguridad alimentaria, como el desarrollo de nuevos métodos para garantizar que los sistemas de procesamiento de alimentos puedan controlar eficazmente la salmonela .
- Defendiendo a los consumidores
Los investigadores que invierten en NIFA están examinando cómo el comportamiento de los consumidores afecta el desperdicio de alimentos. Los programas de educación nutricional basados en la comunidad, como el Programa Ampliado de Educación sobre Alimentación y Nutrición , ayudan a las personas, familias y comunidades a determinar cómo utilizar sus recursos para comprar y preparar alimentos saludables y, al mismo tiempo, minimizar el desperdicio.